Hacia una España Mejor

miércoles, mayo 20, 2015

San Antón, lo que pudo haber sido y no fue

A vueltas con la rehabilitación del ilicitano barrio de San Antón, el crack, ese portento de concejal de Urbanismo llamado Vicente Granero, decía lo siguiente: “pedimos a la oposición que deje de tergiversar y de cuestionar este proyecto”. No, la oposición no cuestiona al proyecto, nadie cuestiona el proyecto, lo que se cuestiona es la mentira y el confusionismo de que está siendo objeto por parte del PP una actuación tan trascendental para el futuro de este barrio y el bienestar de sus habitantes. La alcaldesa Mercedes Alonso, no se cansa de repetir una y otra vez que este proyecto lo vienen demandando los vecinos desde hace veinte años, casualmente los años que el Partido Popular lleva en el Gobierno de la Generalitat, pero esto no es cierto, no se llevan 20 años pidiendo la renovación de las viviendas, se llevan muchos años, eso es cierto, con el constante mantenimiento de ellas por su deterioro. En el PP exageran y se echan piedras sobre su propio tejado con esta sinfonía de la confusión que han orquestado para ocultar la desidia de la Generalitat que ha provocado que la solución de este problema se haya demorado más de lo necesario. El retraso data desde el 30 de octubre de 2008 fecha en que se firmó un convenio entre Ministerio y Consellería y más de 6 años después la cosa está como está y a la vista está. El caso es que la Consellería puso este proyecto en manos del Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA) una empresa pública cuyo estrepitoso fracaso al no estar dotada de los medios económicos necesarios dejó muchos proyectos de construcción de viviendas en la misma situación en la que se halla el barrio de San Antón. La Generalitat decidió emplear el dinero de todos los valencianos en obras tan faraónicas como menos prioritarias como Terra Mítica, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Ciudad de la Luz y en juegos tales como la Fórmula 1, la Copa del América, los cochecitos y los barquitos entre otros caprichos innecesarios, dejando al IVVSA sin un solo céntimo para hacer frente a su cometido principal: la rehabilitación y la construcción de viviendas. Hasta tal punto fue así que en diciembre de 2012 le dieron carpetazo al IVVSA quedando todos los proyectos en el aire. Ello produjo la paralización de muchas iniciativas entre ellas las del barrio de San Antón y ahora y para salvar un poco la cara, tarea harto difícil ya que le han echado tanto cinismo al asunto que el disimularlo va a resultar bastante complicado, eso lo estamos viendo con la campaña de distracción lanzada desde la filas de la alcaldesa. Desde la firma de aquel convenio, recuerdo, en octubre de 2008, se han perdido más de seis años durante los cuales muy posiblemente el barrio podría estar renovado en un 80%. La letanía de los 20 años, justos los que el PP lleva en la Generalitat, la repiten de forma constante sin darse cuenta de que todo el retraso es culpa del Consell pues no creo que el consistorio municipal pudiera cargar con la parte que le toca más la que debe aportar la Consellería, si esto fuera así debería explicar la alcaldesa porque se han perdido casi cuatro años, los mismo que ella lleva al frente del Ayuntamiento, y no comenzó las obras nada más tomar posesión de la alcaldía, de todos modos vamos a ser todos los ilicitanos y por descontado los vecinos del barrio, los que carguemos con los pagos a la constructora ya que muy claro lo ha dejado el crack, Vicente Granero, “la Generalitat Valenciana es la encargada de realizar los pagos a Pimesa, contra certificación, como en todas las obras que paga la administración”. O sea, está clarísimo, será Pimesa la que pague si no quiere ver paralizadas las obras una y otra vez en cada ocasión que se certifique un tramo de las mismas y después a esperar y el que espera desespera, porque para nadie es un secreto que la Generalitat está en quiebra. Lo estamos viendo a diario. No dispone de un solo euro. Por ello tuvo que cerrar el IVVSA. Pero claro, ahí están las elecciones, a la vuelta de la esquina y había que cumplir la “promesa”. El que peor mal parado va a salir de todo esto es el que fuera presidente de la AA.VV y hoy concejal popular Daniel Rubio. No sé por qué me barrunto que no va a quedar muy bien con los que un día representó. Ya se encargará alguno o mejor dicho alguna, de echarle al muerto encima. Insisto: Los problemas para los vecinos no han hecho más que comenzar. Me quedo con la certeza de que este solo bloque va a suponer una especie de monumento para recordar en el futuro lo que pudo haber sido y no fue.