Hacia una España Mejor

lunes, septiembre 29, 2014

Los poderes fácticos

Hay ocasiones y esta es una de ellas, en las que me siento ante el teclado de mi ordenador para escribir sobre algo que, en mi opinión, y al igual que a mi me interesa, puede interesar a los que lo puedan leer, es en esos momentos cuando no puedo evitar que me asalte la duda de la conveniencia o no de hacerlo por el temor a ser considerado como un malintencionado o de, dado sobre el tema objeto de esta reflexión que deseo exponer, también se me tache de anticlerical. Ni me considero un mal intencionado y mucho menos un “anti”. Se trata única y exclusivamente de dar mi opinión o parecer, sobre unos hechos muy concretos por considerar que cada uno de ellos en su día despertó el interés de muchos españoles. Esto y solamente esto, es lo que me ha decidido a dar mi parecer y exponerlo a través de esta reflexión escrita. Creo que todos recordamos, el caso es muy reciente cuando allá por el pasado mes de agosto un sacerdote español, el padre Miguel Pajares, fue trasladado a bordo de un avión medicalizado desde Liberia a España al haberse infectado de ébola, todo ello con el fin de intentar salvar su vida en un hospital español cosa que lamentablemente no se consiguió. Transcurrido poco más de un mes nos encontramos con el mismo caso y la misma actuación gubernamental, poner un avión debidamente acondicionado para trasladar desde Sierra Leona a España a otro sacerdote español llamado Manuel García Viejo, por haber contraído la misma mortal enfermedad que su compañero Miguel Pajares y el mismo lamentable final. En ambos casos me gustaría aplaudir y alabar la iniciativa del Gobierno de España ya que preocuparse de repatriar a cualquier español que se encuentre por una u otra causa en una situación extrema demuestra que los españoles podemos sentirnos seguros y protegidos por el Estado español, pero mis aplausos y alabanzas serían la demostración de una actitud de cinismo por mi parte y ni soy malintencionado, ni “anti” y mucho menos cínico, los que me conocen bien saben que mi principal defecto es la sinceridad, decir siempre y con la mayor claridad lo que pienso, esto es malo, lo sé, me perjudica, pero considero que debemos afrontar las críticas porque todo el mundo tiene derecho a opinar. Eso sí, siempre sin insultar ni calumniar y muchos menos mentir. Lo peor de este mundo es la mentira y el robo. Lo que realmente motiva esta reflexión, y como se suele decir, para una muestra basta con un solo botón, aunque la botonadura es muy larga, no puedo aplaudir ni alabar como sería mi mayor deseo, porque recuerdo perfectamente a aquella muchacha valenciana que se desplazó a los Estados Unidos para recibir tratamiento, a costa del sacrificio económico de su familia, por padecer una gravísima enfermedad y que cuando llegó el momento de regresar a España se encontró con la enorme, grave y cara realidad de que no podía hacerlo en un avión comercial ya que corría un grave riesgo y que por ello tenía que hacerlo en un avión acondicionado para que su viaje no supusiera poner en peligro su vida. Su familia no podía costear este gasto y el Gobierno valenciano se negó en rotundo a sufragarlo, tuvo que ser un empresario de la construcción el que pusiera su avión privado previamente acondicionado para hacer posible el traslado sin riesgo para la vida de esa muchacha. Eso sí, la Consellería de Sanidad se comprometió a costear el tratamiento cuando viniera a España. Hombre, ¡por Dios! Después del despilfarro económica en obras faraónicas perpetrado por los gobernantes populares valencianos durante décadas, solo hubiera faltado que le hubieran negado hasta las medicinas. Como digo, una muestra, un solo botón, que pone de manifiesto el hecho de un trato escandalosamente desigual y de que la Iglesia Católica sigue siendo uno de los poderes facticos que más influencia y poder tiene en España. A las pruebas me remito. Que alguien me discuta si es correcto el que en un Estado aconfesional, como declara y ordena nuestra Constitución, es normal que en la reciente visita que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hizo al Papa Francisco, invitara a este en nombre del Gobierno de España, de un Estado aconfesional, a los actos conmemorativos del V Centenario de Santa Teresa de Ávila. Que lo haga la Conferencia Episcopal Española, los obispos, sería normal, pero que lo haga el gobierno, de, repito, un Estado aconfesional…Sin comentarios. Está claro, aquí manda quien manda y hay quien teme más al ruido, al “frufrú”, que produce el roce de la tela de unas sotanas al caminar el que las viste, que al ruido de sables.

lunes, septiembre 22, 2014

Los campos de algodón

Decía Mariano Rajoy, en su comparecencia ante los medios de comunicación el día 2 de febrero de 2013 con motivo de la reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular convocado para tratar sobre el escándalo del caso Bárcenas que presuntamente viene a poner de manifiesto la financiación ilegal de la formación política que él preside: “Estoy en política porque quiero cambiar las cosas, porque me he propuesto alcanzar unos resultados, no para mi, ni siquiera para mi partido: para los españoles”. Más adelante decía: “Si alguien piensa que vamos a malversar todo ese capital que los españoles han acumulado para construirse el futuro, que no se canse porque no lo verán”. En dicha comparecencia lo único que Rajoy dejó claro es que hace la declaración de la renta. Hablaba Rajoy de “alcanzar unos resultados” y “ese capital que los españoles han acumulado para construirse el futuro” y creo que se corresponde hacer mención a lo que los españoles han “acumulado” y cuáles son los “resultados alcanzados”. En estos últimos tiempos los trabajadores españoles han visto sus salarios rebajados en más de un 10% en los dos últimos años y solo se ha creado escaso empleo y además en precario. Pero esta merma salarial por lo visto no es suficiente, el FMI, apoyado por la UE, pide una reducción salarial del 10% para crear empleo. Esto es una burla y una falta de respeto a la inteligencia de los españoles. En una apreciable cantidad de grandes empresas, sus trabajadores han visto rebajados sus salarios en un 25%, 43% y 20% respectivamente. Otro tanto ocurre con los pensionistas que también han perdido poder adquisitivo. Han visto como se ha abaratado el despido reduciendo los días de indemnización. Recientemente la patronal ha pedido al Gobierno poder despedir libremente en cinco años. Sin duda alguna lo conseguirá, ya que estas peticiones no son utópicas como algunos dicen que son las de “Podemos”. Han visto como les han recortado los días de permanencia en situación de paro y como les han rebajado las prestaciones por desempleo. Han visto como les han subido la edad de jubilación. Han visto como les han aumentado los años de cotización para el cálculo de la base del importe de la pensión. Han visto como les han aumentado el mínimo de años para tener derecho a una pensión. Y más que verán. Esto aún no se ha acabado. El siguiente paso es la “abolición” del salario mínimo interprofesional, como ya se ha planteado desde el Banco de España, lo que equivale a volver a los tiempos de trabajar por un plato de arroz y vivir en un chamizo. Yo no veo que se haya “acumulado” progreso, mejoras, sí veo “resultados”, “resultados” que no son otros que los de que se ha dado un gran paso hacia el precipicio en lo que atañe a los trabajadores para ir situando la legislación laboral y los derechos de los trabajadores en el lugar que siempre ha deseado la patronal, por un lado se dan los convenios, actualmente prácticamente inexistentes, a nivel de empresa en los que los trabajadores están perdiendo mucho, social y económicamente. Leía hace unos días que el 80% de los empleados trabajan dos horas más al día sin cobrarlos por miedo al despido y que el “presentismo” había sustituido al absentismo hasta el punto de que muchos trabajadores acuden al trabajo estando enfermos para evitar el que no les renueven el contrato. Esto es lo que se ha “acumulado” para construir el futuro y por tanto los “resultados” alcanzados, a los que Rajoy se refería: Un desastroso futuro para los españoles. Se ha cambiado un Estado del Bienestar que veníamos disfrutando, por una calamitosa entrada en el Estado del Malestar. Eso es evidente. Pero fue bonito y esperanzador mientras duró. Eso es innegable. Todo lo bueno suele durar poco y como dijo Calderón: “La vida es sueño y los sueños, sueños son”. Y no quiero dejar de señalar que hemos llegado a la situación de aceptar como normal el que una familia, padres e hijos, sobrevivan gracias a la mísera pensión de los abuelos. Hemos vuelto a los tiempos en que todos, abuelos, hijos y nietos comíamos de la “olla grande” porque resultaba más barato dada la miserable situación económica de las familias, como está ocurriendo hoy en día. Social y económicamente los ciudadanos de a pie hemos vuelto a la miseria en que nos movíamos en el siglo XIX y anteriores. En estos últimos dos años hemos comprobado cómo se ha consolidado e institucionalizado la figura del becario que representa a la gran cantidad de jóvenes titulados que trabajan para otros sin percibir a cambio ningún tipo de compensación económica. Ante este panorama es imposible establecer la diferencia laboral y la calidad de vida que podría existir entre los esclavos negros que laboraban en los sureños campos de algodón y los trabajadores españoles. Si alguien cree que exagero… Esta reflexión la escribí el 13 de mayo de 2013, no la mandé a publicar, año y medio después su contenido sigue vigente.

miércoles, septiembre 10, 2014

Cuando se pierde la esperanza

Comienzo esta reflexión con una frase del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, en la cual dice lo siguiente: “La esperanza es, en verdad, el peor de los males, porque prolonga la tortura de los hombres”. En mi opinión esta frase viene a confirmar que los males que afectan a los españoles, los que constantemente les torturan y les causan un profundo y grave malestar, van desapareciendo a medida que el Gobierno va aplicando una serie de recortes de tipo social y económico y con ello los ciudadanos van perdiendo la esperanza. A los españoles ya no debe torturarnos el afán y la esperanza de iniciar planes y proyectos, hoy llamados “hojas de ruta”, a fin de asegurarnos una vejez, un mañana, un bienestar lo más llevadero y aceptable posible. Los españoles nos hemos torturado a lo largo de nuestra vida intentando hacer realidad la esperanza de poseer un mínimo patrimonio inmobiliario, vivienda habitual y segunda vivienda, y que algún día, cuando llegara “el día de mañana”, el inicio de nuestro camino al ocaso de nuestra vida, poder enajenar esa segunda vivienda para “reforzar” nuestra exigua pensión y con ello cubrir nuestras mínimas necesidades, o lo que es lo mismo: No finalizar nuestro paso por la vida con los mismos agobios que durante el transcurso por ella nos torturaron. Hoy, gracias a la “magnífica” gestión de nuestros gobiernos a nivel estatal y autonómico, nuestra esperanza se ha perdido y con ella, como dice el filósofo, ha acabado nuestra tortura. Pero ya ni con la venta de ese modesto patrimonio podemos contar por la fuerte pérdida de su valor. Los españoles, los de abajo, los que siempre hemos pagado los platos rotos, estamos más empobrecidos que nunca. Otra tortura era la esperanza que siempre nos ha guiado de ahorrar durante nuestra vida de trabajo, necesidades y sinsabores, para poder reunir unos dineros con los cuales, como en el caso anterior, complementar nuestra escasa pensión y con ello poder “disfrutar” nuestra vejez con un mínimo de desahogo. Esa esperanza también se ha esfumado y con ella esa tortura que suponía el apretarse el cinturón a diario para ahorrar unos dineros, dineros que han ido a parar, en cientos de miles de casos, a las manos de unos cuantos estafadores mentirosos, embaucadores y desaprensivos amparados por la ley como se ha dado en el caso de las “preferentes”, siendo esto una muestra más de que las leyes, la legalidad, protegen y favorecen a los corruptos, a los ladrones de altos vuelos y a los estafadores. Muerto el perro se acabó la rabia, desaparecida la esperanza acaba la tortura. En lo que respecta a la esperanza de nuestros jóvenes que se torturan durante años frente a unos libros para obtener una titulación que les permita acceder al mundo del trabajo, hoy más bien al mundo del paro, para poder ganarse dignamente su futuro y su sustento y al final acaban siendo laboralmente explotados, por que así lo permiten las normas legales, trabajando como simples becarios sin remuneración económica alguna, esa esperanza de lograr un futuro medianamente aceptable se ha perdido al mismo tiempo que ha acabado su tortura. Qué decir de aquellos mileuristas considerados, no hace mucho tiempo de esto, como verdaderos indigentes, como asalariados de bajo nivel y que laboraron duramente con la esperanza de elevar sus emolumentos y salir de la miseria en que les habían encasillado. Esa tortura, esa esperanza ha acabado y se ha perdido. Actualmente aquellos que tienen un contrato de trabajo, la mayoría de ellos a tiempo parcial y con salarios que oscilan entre los 300 y 400 euros mensuales se pueden considerar, según el Gobierno, unos trabajadores que gozan de una situación laboral y económica óptima y como unos grandes privilegiados. Desde el Gobierno y desde algunos de los poderes fácticos, se dice de forma reiterada que aquellos que hablan alto y claro, que protestan, que hacen pública su disconformidad y por tanto sus quejas sobre la calamitosa situación en que nos hallamos los españoles, están todos ellos locos y son unos antisistema. Al parecer los que están cuerdos son los que no protestan contra el sistema establecido, los que están conformes con “lo que hay” y a los cuales no se les oye quejarse, simplemente se dedican a balar dentro del cercado, de sus viviendas, o se les ve juntos formando un rebaño circulando por las calles, hoy convertidas en cañadas reales por las disposiciones del Gobierno en materia de “seguridad ciudadana”, de los distintos pueblos y ciudades de España. Se pierde la esperanza y se acaba la tortura. Solo nos queda la esperanza de alcanzar la riqueza y el bienestar cuando muramos tal y como se dice en las Sagradas Escrituras: “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra”. Por cierto, aquella otra frase bíblica de: “Recibiréis ciento por uno” es evidente que hay que actualizarla a la baja.

sábado, septiembre 06, 2014

Más pan y menos manteles

Señora alcaldesa: No es mi intención el entrometerme en su vida privada pero a la vista de su comportamiento durante y después de pasadas las fiestas patronales, creo que, por lo que de interés pueda suponer para los ilicitanos el tener un amplio conocimiento de su alcaldesa, se impone que alguien le haga, en este caso yo mismo, la siguiente pregunta: ¿Cuánto tiempo hace que vino usted desde su pueblo natal para afincarse en Elche? ¿Fue ayer o anteayer? Porque a mí, a la vista del desconocimiento de que usted hace gala a diario de los aconteceres pasados en nuestra ciudad, me da la impresión de que usted lleva cuatro días y medio en la misma. Yo entiendo que no dispone usted de muchos elementos favorables para ponerse extensiones, antes se le llamaba “moños”, ante la ciudadanía y aprovecha hasta los más mínimos detalles para “apuntarse algún tanto”. El último, hasta el momento de escribirle estas líneas, es el de que usted se desvive por la seguridad de los ilicitanos, a este respecto ha dicho lo siguiente: “Elche es un referente turístico y no es tolerable que la gente no salga a la calle en plenas fiestas por miedo a las carretillas”. Señora usted no se entera y de ahí mi pregunta sobre cuánto tiempo lleva usted viviendo en nuestra ciudad. Mire usted señora, debo aclararle que desde prácticamente la segunda mitad de la década de los 80 desde el Ayuntamiento se han venido tomando medidas preventivas para evitar el lanzamiento indiscriminado de carretillas en cualquier calle, con el tiempo esto creo que se ha venido consiguiendo en un porcentaje bastante alto, yo diría que se ha reducido en más de un 90% esta costumbre propia de gente incivilizada y en las fiestas patronales creo que en muy contadas ocasiones se está dando esta incidencia que por otra parte suele controlar con éxito la Policía Local, como siempre lo ha hecho desde que se decidió acabar con esta inadmisible y rechazable costumbre del lanzamiento incontrolado de carretillas en cualquier calle del casco urbano. El lanzamiento en el recinto cerrado fue un éxito y supuso la continuidad de una tradición de decenas de años que todos los ilicitanos valoran y aprecian de forma positiva. Señora, vistas sus declaraciones sobre las carretillas, me da la impresión, es mi opinión, de que o bien usted quiere “finiquitar”, cerrar este recinto, o como mal menor situarlo en lo que los ilicitanos conocemos como el “Pico del Pantano”. Señora alcaldesa: Más pan y menos manteles. Si de veras a usted le preocupa la seguridad de los ilicitanos ponga usted una mayor atención a todo lo que concierne a la seguridad ciudadana. Mire usted señora, hace unos días me contaba una persona que en una comunidad de vecinos, más de veinte viviendas, se “personaron” los cacos y se llevaron los pomos de metal de las puertas, pero no los de las puertas de la calle, no, se llevaron ¡los de las viviendas! Y eso no se hace en cinco minutos. Eso precisa de mucho tiempo. Lo digo tal y como me lo contaron a mí, no obstante usted dispone de medios para averiguar si es cierto o no. También le sugiero que se preocupe un poco más de los asaltos a viviendas en el casco urbano que son muy numerosos. No hace mucho un amigo mío que vive en una calle muy céntrica se encontró con su piso “patas arriba” y como él otros muchos ilicitanos. De los asaltos y robos en el campo debo decir que me ha “encantado” su forma de solucionarlos reuniéndose con los vecinos acompañada de un buen número de responsables policiales, por cierto en alguna de estas partidas cuando los vecinos se pusieron duros con el Ayuntamiento el despliegue policial en los dos o tres días siguientes fue de los que marcan un record. Creo que no es necesario que le hable sobre los “tirones” en plazas, mercadillos y calles muy céntricas. Y no quiero finalizar sin hacerle saber, por si no lo sabe aún, que los vecinos ya no se tragan lo de la Policía de Barrio. Fue bonito, para usted, mientras la gente se lo creyó. Aprovecho para recordarle que no se olvide usted de la asistencia sanitaria, eso también forma parte de la seguridad de las personas. En cuanto a la negativa incidencia sobre el turismo por culpa, según usted de las carretillas, me pregunto que si su gerente de Turismo, que por cierto el hombre cobra bastante bien, nada más comenzar las fiestas afirmó que nos visitarían 250.000 personas que se dejarían cinco millones de euros ¿cuántos más hubieran venido y cuánto más dinero se habrían gastado si no existieran las carretillas? Incalculable, pero seguro, seguro, que en el entorno de usted habrá quien se atrevería a asegurar que se hubiera duplicado el número de visitante y se hubiera recaudado el doble de dinero. Malditas carretillas, dirán. En fin señora, lo dicho: Más pan y menos manteles.