Hacia una España Mejor

jueves, abril 04, 2013

Aviso para navegantes

Con la decisión del juez José Castro que instruye el sumario del caso Urdangarín, de imputar a la esposa de este, la Infanta Cristina, es muy posible que podamos comprobar si aquello que dijo el Rey de que “la justicia es igual para todos” es cierto o no. Se oyen voces escandalizadas por esta determinación del juez que protestan por esta imputación. Yo considero que el escándalo no se da por el hecho de que la Infanta Cristina haya sido imputada sino porque a muchos no les entra en sus cerradas entendederas el que un juez haya “osado” imputar a un miembro de la Familia Real, cuando lo más normal es que lo hubiera hecho mucho antes ya que sí imputó a la esposa de Diego Torres, el socio de Urdangarín, cuando esta no figura en documento alguno que la pueda relacionar con las empresas utilizadas como pantalla para llevar a cabo esta supuesta estafa y la esposa del Urdangarín sí consta como parte interesada en alguna de esas empresas como así lo han acreditado los documentos que dan carácter oficial y legal a esas empresas. Al decir “legal” no quiero decir que lo que a través de ellas se ha hecho haya sido tan legal. Eso la justicia lo dirá. No han tardado mucho en darle el primer aviso al juez José Castro. Uno de los voceros habituales del PP, en este caso Vicente Martínez Pujalte, ya ha dado su parecer sobre este auto de imputación, señalando que lo dice a título personal ha manifestado que este juez lo que tiene es afán de protagonismo. Mal empieza la cosa. Así comenzaron desde el PP con Garzón y ya vimos como fue su final. Es un aviso para navegantes. Hay cosas que no acabo de entender y que me hacen dudar de que “la justicia es igual para todos” como afirmó en su día el Rey. Y lo que no entiendo muy bien es como se ve ha visto normal el que el juez Pablo Ruz, recule al relacionar ahora el caso Gürtel con el caso Bárcenas cuando anteriormente había rechazado de plano esa relación y no se ve normal que el juez José Castro, haga marcha atrás e impute a la Infanta Cristina, cuando en su día dijo que no veía motivos para imputarla. Si en ambos casos se da la circunstancia de que pueda ser normal o anormal el cambio de criterio de ambos jueces creo que los dos deben ser aceptados o criticados por igual. Sin embargo la Fiscalía Anticorrupción se ha mostrado disconforme con la imputación de la Infanta Cristina y sin embargo ha aceptado el que el caso Bárcenas se una al caso Gürtel cuando todos sabemos que son dos casos distintos. Esta actitud de la Fiscalía puede dar que pensar en el sentido de que si es cierto o no que “la justicia es igual para todos”. Hay también voces que se quejan en el sentido de que todo esto perjudica a la Monarquía y que deteriora la imagen de algunos de sus miembros. No estoy de acuerdo, en absoluto, con los que así piensan, y no lo estoy porque no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que la Monarquía española es la que está socavando la credibilidad de muchos españoles en esta institución. No hay más que recordar lo de Botsuana, con aquella lamentable y patética imagen del Rey pidiendo perdón y pronunciando aquellas palabras: “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Esto es algo que un jefe de Estado jamás debe pronunciar y para evitarlo lo que debe hacer es mostrar una conducta intachable en su trayectoria tanto personal como pública. Puede que esta muestra de humildad, de reconocimiento por haber cometido una falta, fuera, en aquel momento, bien aceptada por muchos españoles, pero hay otros muchos que no quedaron satisfechos ni convencidos del tal arrepentimiento. A esto se le puede añadir el ver a la ¿princesa? Corinna, caminando dos pasos por detrás del Rey en actos oficiales que ha levantado comentarios y cotilleos de todo tipo y finalmente la reciente noticia de que el Rey percibió 375 millones de pesetas por herencia de su difunto padre de un total de 800 millones de pesetas que según el diario el Mundo, tenía este en un banco suizo. Tampoco la Casa Real ha dado una pronto explicación que aclare lo ocurrido para que la imagen de la Monarquía quede en buen lugar, al menos hasta este momento no lo ha hecho. En ocasiones los silencios acusan tanto como los hechos y culpar a otros del deterioro de la imagen de algunos miembros de la Familia Real me parece injusto.