Hacia una España Mejor

miércoles, noviembre 17, 2010

El mentor de Rajoy (y II)


Continuando con el informe comparativo de lo que se ha comenzado a hacer ya en el Reino Unido para salir de la crisis según el programa de su primer ministro, David Cameron, el mentor de Rajoy, hay que señalar otros recortes sociales, algunos de ellos ya se han iniciado, consistentes en que la prestación por hijos dejará de ser universal y se restringirá sólo a aquellas personas que no superen un cierto nivel de ingresos; en cuanto a la política educativa, aunque Osborne, ministro de Hacienda británico, ha manifestado que habría más fondos para educación primaria y secundaria, lo cierto es que disminuye el presupuesto destinado a construcción y reparación de escuelas, y el recorte en las universidades va a compensarse con el aumento del precio de las matrículas que puede suponer hasta el triple del coste actual. En estos días pasados hemos visto las violentas protestas de los universitarios por esta medida. Por otro lado, también se limitan las subvenciones de arrendamiento para los salarios más bajos y desempleados, lo que podría provocar, según un estudio de la Universidad de Cambridge, que en la ciudad de Londres muchas familias se vean obligadas a abandonar sus viviendas y desplazarse a las afueras, con el consiguiente riesgo de formación de guetos, al estilo de lo que ocurre en París.
Se trata del mayor ajuste de gasto público en Reino Unido desde la II Guerra Mundial, y el gasto en servicios públicos experimentará el mayor recorte desde 1975, año en que Reino Unido intentaba cumplir con el plan de austeridad formulado por el FMI. A pesar de la opinión de Rajoy, tanto la prensa británica como la internacional, así como organismos tan respetados como el Instituto de Estudios Fiscales del Reino Unido (IEFRU), sostienen dos ideas: Es un ajuste injusto, porque afectará más a las familias que se sitúan de la media para abajo en la distribución de rentas que a los que están por encima de la media. En opinión de IEFRU, los cambios son regresivos en lugar de progresivos en la mayor parte de la distribución de rentas (con la excepción de una muy estrecha franja, la del 2% de las rentas más altas, y afectarán especialmente a las familias con hijos y a los usuarios de los servicios públicos recortados.
La prensa británica también ha criticado la dureza del ajuste, siendo especialmente interesantes los comentarios de ciertos medios poco amigos de los laboristas. El Financial Times (21-10-2010: “Se está exprimiendo al Reino Unido”): “El patético intento de Osborne destinado a que el impacto de la distribución de los recortes adquiera un cariz progresista no fue más creíble que en el mes de junio. Lo cierto es que los pobre sufrirán”. The Guardian, Editorial (21-10-2010: La Obra de un jugador): “Lo de ayer fue el trabajo de un jugador. Un canciller no puede tomar 81.000 millones de libras de la economía, como Osborne hizo ayer, sin que el país sufra por ello. Este será un país diferente a partir de ahora”. The Times, Editorial (21-10-2010: Un nuevo acuerdo. Subtítulo: “Osborne le ha dado una nueva forma y tamaño al Estado. Sus decisiones son, en su mayor parte, las adecuadas pero el impacto en los más pobres es la preocupación más seria”. En parecidos tonos de disconformidad y rechazo al ajuste de David Cameron, se pronunciaban el premio Nobel, Paul Krugman, así como Martin Wolf, columnista del periódico Financial Times y famoso analista pro-mercado
Con todo esto en el informe comparativo se concluye manifestando que en un mismo contexto de crisis internacional y con una misma prioridad a la que enfrentarse (reducir un déficit que está en torno al 11%) cada Gobierno aplica un sesgo ideológico a la hora de tomar decisiones, el británico ha optado por recortar el papel del Estado, mientras que el español, aún a pesar de los ajustes, ha priorizado el papel del gasto social. Un recorte de gasto público tan descomunal como el anunciado por Cameron traducido al caso español implicaría, entre otras cosas: Suprimir la pensiones por incapacidad permanente total; Reconocer la incapacidad permanente absoluta sólo si el beneficiario no tiene otros ingresos; Limitar las pensiones de incapacidad temporal a un máximo de un año; Subordinar la concesión de la prestación por desempleo al hecho de que no existan otros ingresos y/o rentas públicas por parte de la unidad familiar.
Todo esto demuestra, una vez más, que el discurso de Rajoy está lleno de incoherencias, que desconoce el detalle de las propuestas que admira y que sigue sin tener una sola idea propia para ayudar a la recuperación económica de nuestro país.