Hacia una España Mejor

lunes, febrero 22, 2010

La rosa y la aspirina


En una de las cenas que celebró nuestra comparsa de Moros y Cristianos obsequiaron a las mujeres con una rosa dentro de un estuche de plástico. Al cabo de cinco o seis semanas nos volvimos a juntar a cenar unos cuantos matrimonios amigos y una de las mujeres, Maruchi, les dijo a las demás: “Oídme, ¿os acordáis de aquella rosa que nos dieron en la cena de la comparsa? pues la puse en un florero con agua y le eche una aspirina y la tengo como el primero día”. Las demás mujeres se echaron a reír y Maruchi les preguntó que porqué se reían, la respuesta por parte de ellas fue esta: “Pero Maruchi, ¡si la rosa es de plástico y tela!”. Ya se puede usted imaginar como quedó Maruchi, la pobre no sabía dónde esconderse para ocultar su bochorno.
Me ha recordado esta anécdota la noticia que acabo de leer en El Plural en la cual se dice que el ayuntamiento de Las Rozas (Madrid) llenó todos los espacios donde se podía plantar una flor con motivo de la visita de Rajoy y de Aguirre ¡con flores artificiales! La oposición socialista ha puesto el grito en el cielo y quieren saber cuánto se ha gastado en montar semejante fantasmada. Yo sinceramente he de decir que no me parece mal la iniciativa, las flores artificiales no necesitan ni agua ni mantenimiento de ningún tipo ni hay que reponerles la aspirina, eso sí, suelen ponerse muy “feas”, descoloridas, cuando están mucho tiempo expuestas al sol, esto solemos verlo en los cementerios. No sé si al “cerebro” que se le ocurrió tal cosa no se le ocurrió también poner el consabido cartel de: “Prohibido tocar las plantas”. No para que no las estropearan, sino para que no se dieran cuenta de que eran de plástico.
En cualquier caso creo que debieron poner al corriente de lo que había a Rajoy y Aguirre no fuera a darse el caso de que alguno de los dos, al ver tanta flor y como un cumplido, exclamaran eso de “que perfume tan agradable desprenden estas flores”, pues les hubiera ocurrido lo mismo que a Maruchi. En fin hay situaciones que resultan ridículas y esta del ayuntamiento de Las Rozas no cabe la menor duda de que lo es. Y es que hay políticos que suelen dar gato por liebre convirtiendo el Paraíso en un espacio artificial. ¡Se imagina usted a Adán dándole bocados a una manzana de plástico! ¡Lo que son capaces de hacer algunos cuando no se tiene sentido del ridículo!
En cuanto al gesto de Aznar creo que está suficientemente comentado, sólo quiero recordar su actitud chulesca y machista cuando introdujo un bolígrafo en el escote de una periodista. De este sujeto no nos puede extrañar nada.