Hacia una España Mejor

jueves, octubre 01, 2009

Un indigente ha dicho...


La verdad es que resulta muy reconfortante cuando uno comprueba que con los tiempos tan malos que corren hay ciudadanos que consiguen prejubilarse con una pensión de tres millones de euros anuales.
Esto lo ha conseguido el consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, que a sus 55 años de edad ha conseguido prejubilarse, con una pensión de tres millones de euros, no al mes no, podría ser, pero es al año, como otros muchos trabajadores del BBVA. La cantidad total a percibir por el consejero delegado prejubilado será de 52 millones de euros. La gente se ha alarmado porque en unos tiempos en que la banca esta ¿descapitalizada? a pesar del nacimiento de aquel Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) –lo de “ordenada” no sé por qué me da risa- dotada con 99.000 millones de euros y cuyo destino era para que las entidades financieras españoles afrontaran su reestructuración, pero no, al parecer el FROB ya está dando sus frutos. De momento el BBVA ha abierto la caja y ha comenzado a dar dinero. El primer beneficiado ha sido el consejero delegado, ese del apellido tan costoso de escribir y más aún de pronunciar, no sé si habrá más agraciados dentro de las pequeñas y medianas empresas, autónomos y familias para de este modo poder dar un cierto impulso a sus pequeños negocias y en el caso de las familias para adquirir una vivienda, me temo que el FROB no se creó pensando en todos ellos. Pero me preocupa a mí el futuro del consejero delegado prejubilado, dicen que ganará menos que cuando trabajaba por lo que seguro que tendrá que hacer algunos ajustes en el gasto doméstico y sacar a sus hijos del colegio de pago para llevarlos a la escuela pública. Esto es normal, todo el mundo lo hace cuando se jubila y percibe menos salario, en este caso pensión, que cuando trabajaba y el consejero delegado no se iba a ver libre del obligado reajuste. Espero y deseo muy fervientemente, compañerismo ante todo, que la nueva situación del consejero delegado no le agobie económicamente y pueda salir adelante sin crearle problemas de estrés o de angustia o ansiedad al verse en tan difícil situación.
Dicen que el consejero delegado prejubilado lleva 30 años de servicio en la entidad bancaria y ante este argumento un indigente ha dicho: “Y yo, que me paso noche tras noche en el banco, y así durante muchos años, no tenga ni para comer”.