Hacia una España Mejor

jueves, mayo 28, 2009

Una cosa es predicar...


El obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, ha pedido a los fieles y a los curas a que donen su paga extra de julio a los pobres.
La iniciativa no es mala pero no podemos obviar aquello que dice que una cosa es predicar y la otra dar trigo. Digo esto porque el 15 de febrero de 2009 el diario El Plural publicaba una información en la que se nos daba cuenta de que el arzobispado de Valenciana había gastado 200.000 euros en un palacete para el cardenal García Gasco. Ante la inminente retirada del cardenal el arzobispado valenciano había decidido acondicionar un edificio del Seminario de Mocada conocido como el “Palauet” que sirviera de retiro a García Gasco. En la misma información se recordaba que el cardenal nunca había desaprovechado una oportunidad para pedir “implicación personal contra la pobreza”. Ahora vemos que del dicho al hecho hay un buen trecho.
El mismo diario nos contaba el 2 de marzo de 2009 la pretensión del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, de construir una especie de mini vaticano en los 28.000 metros cuadrados de terreno que le había cedido el Ayuntamiento de Madrid.
Ambas actuaciones suponen la inversión de muchos millones, sobre todo la de Rouco, y pienso yo que el obispo alicantino, Rafael Palmero, debía haberse dirigido a sus colegas de Valencia y Madrid para que esos millones fueran a parar a los pobres, pero por lo visto la Iglesia Católica destina el dinero dándole prioridad a todo aquello que sea para mayor gloria de Dios -¿o de los obispos?-
cuando yo creo que Dios, se sentiría mucho más glorificado si sus representantes en la tierra destinaran el dinero para remediar a los pobres. Eso si es glorificar a Dios. Lo demás no motiva otra cuestión que no sea la de que con esta clase de actos los religiosos españoles, los obispos, ponen de manifiesto que son simples mortales con sus egoísmos, sus vanidades y su afán de ser recordados por sus obras, no, por las cristianas no, por sus obras arquitectónicas, olvidando que Jesús se bautizó en un rio y que su iglesia fuera el campo abierto y una mísera casa donde repartió entre sus discípulos el pan y el vino por última vez. Gloria a Dios en el cielo y en la tierra mucha humildad para aquellos que dicen que aman al Señor.