Hacia una España Mejor

miércoles, junio 04, 2008

En el PP están en crisis


En estos días en el Partido Popular se habla de todo. Se Habla de integración ¿integración de quien? Se habla de unidad y es cierto, ahí sí les duele. Se habla, por parte de Rajoy, de principios y dice que él no ha cambiado los suyos. Sobre esto he de decir que un lector de mis escritos hacía un comentario en el que recordaba aquella célebre frase, como tantas otras del mismo autor, de Groucho Marx, cuando decía sobre los principios: “Estos son mi principios. Si a usted no le gustan, tengo otros”.
La verdad es que no queda muy claro si Rajoy se mantiene en sus principios o quiere cambiarlos, y no por nada, sino por el hecho de que los únicos principios que se le conocen a Rajoy los ha expuesto durante estos cuatro últimos años: Intolerancia, intransigencia, cerrado al diálogo y contrario al consenso. Estos son los principios de Rajoy, hasta hace muy pocos días. Se habla también de ilusión. Juan Costa acaba de decir que en el PP “hay crisis de ilusión”, si es así esto nos confirma que en el Partido Popular no hay nadie que sea capaz de ilusionar. Aunque la crisis puede ser por diversas causas y una de ellas muy bien podría ser por el hecho muy tangible de que también existe una crisis de identidad, de saber donde realmente hay que situarse ideológica y sociológicamente, de que es lo que realmente importa y espera la sociedad española de un partido de derechas que no consigue desprenderse de su conservadurismo, en algunos casos demasiado rancio, intolerante e intransigente que no se adapta a los nuevos tiempos y que aún a pesar de que el actual y moderno cambio político lleva ya treinta años vigente, no acaba de encajar en el engranaje democrático. Evidentemente se trata de una crisis de identidad más que de ilusión lo que afecta al Partido Popular. La pugna entre “duros” y “moderados” es muy fuerte y no tiene visos de que este partido llegue a ser un partido moderado, tolerante y democrático, pero ello no es solamente por la actitud de los “duros” de los “integristas”, sino que también es culpa de los “moderados” que no sienten en sus adentros esa verdadera moderación, una moderación que se limitan a exhibirla por la pasarela pero sin intención de sacarla al mercado.